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Pasemos de la indignación a la rebelión y
de la rebelión a la revolución,
organizados bajo un correcto liderazgo
Este 1º de Mayo llega en medio de una gran indignación del pueblo
colombiano por el destape de irrefutables evidencias
del oprobioso carácter del régimen que las clases dominantes no
pudieron seguir tapando como hasta ahora. Su estrecha
relación con los narcoparamilitares, a los que han engendrado y
nutrido, ya no la pueden esconder. Las innumerables
fosas comunes repletas de cadáveres que los gobiernos de la burguesía
y los terratenientes han dejado en su afán de mantenerse
en el poder a toda costa para tratar de perpetuar su hambreador y
genocida sistema, son inocultables. Como también
lo son las miserables condiciones de hambre del pueblo en el Chocó y
otras regiones del país.
Dicen que están buscando eliminar la pobreza, pero lo que están es
eliminando a los pobres. A pesar de que las clases
en el poder sostienen, torciendo las cifras, que ha mejorado el nivel
de vida del pueblo, la realidad muestra lo contrario. La
pobreza y la miseria extrema se han acentuado más, mientras los más
adinerados y corruptos vienen acumulando riquezas
en una forma escandalosa, ya sea con sus ganancias provenientes del
negocio del narcotráfico o de la mayor explotación de
los trabajadores. Qué ejemplo más claro de la correcta síntesis que
hiciera Carlos Marx de que la acumulación de riqueza en
un polo es, al mismo tiempo, acumulación de miseria, bestializació n y
degradación moral en el polo opuesto.
Junto con la explotación viene aumentando la opresión y la mayor
represión en campos y ciudades, incrementando
el presupuesto para el ejército y la policía, organizando al lumpen
como "cooperantes" o sapos como parte de su "seguridad
democrática" y su "guerra contra el terrorismo", todo para tratar de
impedir que se dé una respuesta organizada
del pueblo. Las clases dominantes saben muy bien que el Poder nace
del fusil, y consideran ¡y mucho! la posibilidad de
que haya un levantamiento revolucionario de las masas, y para ello se
preparan, no sólo armándose hasta los dientes,
sino además mediante la ofensiva ideológica, entre otras cosas
creando una imagen de todopoderosas, y promoviendo
ideas reformistas y pacifistas, desmovilizadoras, en el seno del
pueblo.
El proceso que se ha venido dando de legitimación de las bandas
paramilitares, con el que el fascista Uribe se las da de
"pacificador" , ha sido clave para garantizar la inversión
imperialista, para profundizar la mayor dominación semicolonial, y
para aumentar la presencia de tropas yanquis en el territorio
nacional (extendiendo el oprobioso "Plan Colombia" a una
segunda fase), como lo reconoció descaradamente hace apenas una
semana el lacayo Uribe diciendo que para entrar a Tres
Esquinas había que pedirle autorización a las tropas yanquis, o como
se vio en la visita imperial de Bush cuando sus guardaespaldas
revisaron una a una las armas de las tropas colombianas. Las fuerzas
represivas del Estado se han acrecentado
con la incorporación de los paramilitares ("reinsertados" ) como
policías de carreteras ("salvavías") , guardianes del espacio
público que reprimen y roban a las masas y "vacunan" a los pequeños y
medianos comerciantes, y controlan la vida de la
gente en las barriadas, o como infiltrados en colegios y
universidades.
En fin, lo que viene dándose es un mayor sometimiento al control
económico, político, militar y judicial al imperialismo,
y esto es una necesidad vital también para las clases dominantes
colombianas. Ante la evidente connivencia de las
clases reaccionarias con el paramilitarismo, en que decenas de
políticos corruptos y chafarotes de la policía, el ejército y
el DAS no pueden ocultar su rabo de paja, se vienen inventando el
término de "farcpolítica" , para desviar la atención e
iniciar una cacería de brujas, tratando de hacerle creer a la opinión
pública que paramilitarismo y guerrilla son lo mismo.
La realidad es muy otra, tanto los paramilitares como las guerrillas
tradicionales representan intereses de clase distintos,
no se pueden echar en un mismo saco de "actores armados".
Las clases reaccionarias con el pretexto de "guerra contra el
terrorismo", poniendo el sambenito de "terrorista" a sus
opositores, han promovido la creciente polarización del país entre
las fuerzas de la más abierta reacción con Uribe a la cabeza,
por una parte, y las guerrillas tradicionales de las FARC y (en menor
medida) el ELN, por la otra, y ligando a toda oposición
con la guerrilla. El que las FARC y el ELN no representen los
verdaderos intereses de las masas populares (y en caso de
que llegasen al poder acabarían por imponer otro sistema de
explotación y opresión, ya que no tienen como meta el auténtico
comunismo) no deslegitima la lucha armada del pueblo.
Esta situación colombiana se da en una situación mundial en la que,
desde septiembre de 2001, la maquinaria de propaganda
imperialista inició una campaña de difamación (con consecuencias
militares) tachando como "terrorismo" a toda forma
de resistencia contra la dominación capitalista- imperialista y
semifeudal. Debido a esta gigantesca campaña, la destructividad
del capitalismo ha sido encubierta con palabrería
sobre "liberación", "democracia" y "progreso". Ocultan con esto la
realidad de su asalto global contra la economía, el ambiente y el
pueblo de los países más pobres del mundo. Esta permanente
propaganda en los últimos 5 años y medio ha sido utilizada para
justificar guerras de agresión como las de Irak, Líbano y
Palestina. También ha provocado un aumento en la represión social, el
racismo, la intolerancia y la discriminació n en los
países imperialistas, principalmente hoy a costa de las comunidades
de migrantes provenientes de los países oprimidos.
Es obvio que los grandes capitalistas de Estados Unidos son los
cabecillas de la más poderosa banda de criminales ricos
sobre el planeta. No quiere decir que de esta banda no hacen parte
también las clases dominantes de todos los países
imperialistas (principal, pero no únicamente, de los países del
llamado Grupo de los 8, o G8). Estos gángsteres son los
responsables de la muerte de cientos de miles de iraquíes (crimen
apoyado abiertamente por Uribe). Son los responsables
del caos y la destrucción que flagelan el mundo hoy, en especial en
Afganistán e Irak donde medran sus tropas de ocupación.
Estos criminales globales son directamente responsables de la
explotación y opresión de los países más pobres, donde
se involucran no sólo económica sino militarmente, y en sus propios
países. Pisotean y ultrajan al pueblo de mundo, a los
campesinos y obreros y a sus familias. Y así ha sido durante mucho
tiempo, y hace tiempo sonó la hora de decirles ¡basta!
La del pueblo no es una lucha contra tal o cual opresor, contra tal o
cual gobernante, sino que es una lucha contra todo
un sistema de explotación y opresión que es mundial. Tenemos que
practicar el internacionalismo y apoyar a nuestros
hermanos y hermanas que viven y sufren en los demás países oprimidos
por el imperialismo y en las mismas entrañas del
monstruo imperialista. Este internacionalismo ha sido olvidado desde
hace tiempo por los sindicatos y otras organizaciones
populares que sólo se miran el ombligo. Es más importante que nunca
que reafirmemos nuestra solidaridad con las masas
que luchan por los derechos más fundamentales en Irak, Afganistán,
Irán, Palestina —con todos los que están padeciendo
o siendo amenazados por la invasión de los imperialistas— , sin dejar
de lado la lucha contra los lideratos no proletarios. Y
que nos unamos en y para cambiar el mundo de base.
Para que la revolución avance, debe haber una organización
revolucionaria de vanguardia y ésta debe tener una ideología
de vanguardia. Esta ideología es el marxismo-leninismo- maoísmo (MLM),
la ideología proletaria, la ideología científica
que nos enseña a luchar, con perspectiva de triunfo. Articula nuestra
lucha de hoy con la meta del comunismo. Sin esa
ideología, sin esa filosofía, nos desviaremos hacia el dogmatismo o
hacia el revisionismo. Sin ella, y sin desarrollarla continuamente
en el curso de la práctica revolucionaria, no podemos comprender el
mundo correctamente y mucho menos
podríamos cambiarlo de base.
Y la organización requerida es un partido comunista de verdad. Y,
siendo nuestra lucha una lucha internacional, debe
haber también una organización de ese nivel, una Internacional
Comunista. Y ya existe el embrión de ésta: el Movimiento
Revolucionario
Internacionalista (MRI), formado en 1984 por partidos y
organizaciones MLM de todo el mundo. El MRI ha
avanzado en el desarrollo de la ideología científica, el MLM,
emprendiendo la síntesis de las experiencias históricas de todo el
movimiento comunista internacional en hacer la revolución y construir
el socialismo, tanto de sus aciertos como de sus errores.
Y en ese proceso en particular están siendo claves los aportes de Bob
Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario,
Estados Unidos, uno de los líderes del proletariado internacional
generados por la revolución mundial hoy. La
valiosa síntesis del camarada Avakian, el marxismo vivo que le fluye,
contrasta con el de los decepcionados y decepcionantes
"marxistas" que creen que la revolución y el marxismo avanzan en
línea recta, sin altibajos, y que cuando aparecen las mareas
bajas chillan contra la revolución y contra el MLM, ya sea desde la
orilla del postmodernismo o desde una secta con ropaje
"MLM". En Colombia, como parte del MRI existe el Grupo Comunista
Revolucionario que, aprendiendo del camarada Avakian
y de otros dirigentes del proletariado internacional, se ha
constituido en embrión del auténtico partido del proletariado
que dirigirá las luchas del pueblo con la mira puesta en la meta del
comunismo, y en ese proceso está luchando también por
generar líderes de la revolución colombiana y mundial.
Qué mejor oportunidad de reiterar el apoyo al desarrollo del MRI que
el 1º de Mayo, un día para reavivar y reafirmar las
metas revolucionarias del proletariado: un mundo sin clases,
divisiones de clase y todo lo que esto entraña (opresión a la mujer,
a minorías nacionales, etc.), y una revolución para plasmarlo en
realidad. El 1º de Mayo es el día revolucionario del proletariado
internacional, la clase mundial que no tiene nada que perder más que
sus cadenas, la clase que puede dirigir a toda la humanidad
a un mundo sin ninguna forma de esclavitud. Es el día en que el
proletariado reafirma su visión internacionalista: los proletarios
no tienen país y tienen la misión de forjar un mundo donde no haya
fronteras que definan relaciones de explotación y opresión.
La bandera roja del proletariado internacional tiene que ondear
audazmente en este 1º de Mayo. Esta bandera es un llamado a
ser los emancipadores de la humanidad, los representantes de la
misión histórica de nuestra clase mundial.
El internacionalismo ha sido eclipsado por las presiones de la
realidad inmediata. Los medios y buena parte de los sindicatos
centran en los asuntos estrechos. Aunque gracias a la realidad misma,
que tercamente se niega a quedarse en lo inmediato,
cada día nos recuerda que vivimos en un mundo mucho más grande, más
allá de las fronteras del sindicato, de la ciudad,
de la región e incluso de este país.
Es durante las crisis y mediante la lucha que se dan los cambios en
el mundo. Tenemos dos opciones: podemos escoger
permitirles a los capitalistas y feudales continuar dirigiendo este
mundo hacia el caos, como vemos que está sucediendo hoy, o
podemos escoger librar la lucha de los pobres, campesinos y obreros
contra el semifeudalismo y el capitalismo. Podemos escoger
unirnos a la lucha de los que ya están librando este combate, como
los maoístas en Nepal. Ésta es la lucha que pugna por
dirigir en Colombia el Grupo Comunista Revolucionario, una lucha que
se librará en las semanas, meses y años venideros, para
transformar la crisis del capitalismo y el semifeudalismo en una
lucha por transformar radicalmente la actual sociedad, y alcanzar
un mundo sin clases ni explotación. ¡Combatamos a los verdaderos
criminales! ¡A destruir el semifeudalismo y el capitalismo, a
liberarnos del imperialismo y a luchar por la nueva democracia y el
socialismo!
1º de mayo de 2007
Grupo Comunista Revolucionario de Colombia
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